Relato sobre un sistema de justicia insuficiente en Guanajuato 2/5

Al día siguiente teníamos que bañarnos, como dije, ahí no había una regadera por lo que con el mismo bote de la comida tomábamos agua del lavabo y ahí, delante de todas las demás te bañabas. Ese día lo hicimos con jabón de polvo que una custodia nos consiguió del que se usaba para el aseo general y nos dio en un vasito desechable. Aprovechamos para lavar nuestra ropa interior y la colgamos de la reja para que se secara, así que tuvimos que ponernos la ropa exterior así, sin nada abajo.

Los pases de lista eran a las 7:00 de la mañana, 4:00 y 6:30 de la tarde, ya para dormir. Los alimentos se repartían después de la lista de la mañana como a las 7:30 am. La comida a las 2pm y la cena a las 5pm.De desayunar casi siempre te dan frijoles, huevo, tortillas y té, o verduras, frijoles, tortillas y café, o sopa de fideo, arroz, tortillas y té.

De comer casi siempre te dan arroz, salchichas y agua de sabor artificial (de polvo), o sopa de fideo, caldo de pollo (que no sabía a nada, parece que era de pollo congelado o muy viejo) y agua. De cenar casi siempre nos daban frijoles, garbanzos o lentejas y café o té y un bolillo.

Cuando nuestra familia fue a vernos al reclusorio nos llevaron jabón, papel de baño, cepillo y pasta de dientes, ropa de color caqui (un cambio) y ropa interior; solo pueden ingresar 500 pesos para dejárnoslos para poder comprar cosas en la tienda del penal.

En la tienda del penal venden coca cola, sabritas, galletas, maruchan, jamón salchicha, huevo, yogurt, azúcar, café, cigarros, papel de baño, jabón, cloro, fabuloso, queso, crema, pan bimbo, chiles, huevo, aceite, etc.. No hay gran variedad de productos y los precios son elevados, en muchas ocasiones superiores a los de afuera.

Una vez que nos dictaron auto de formal prisión el director del penal de apellido COELLO, hablo con nosotros, explicándonos que íbamos a estar mejor en las áreas con los demás internos, creo que fue un gesto muy humano, quizá fue porque sabía que estábamos aterrados por la idea de lo que puedan hacerte los demás internos. Finalmente nos pasaron al área donde están el resto de las mujeres, pude darme cuenta que las condiciones no cambian mucho, dormíamos en el suelo porque había sobre población, sigues compartiendo la regadera de agua fría con otras internas que se bañan al mismo tiempo que tú. Las tazas no tienen puerta, así que de igual forma siempre evacuas frente a alguien más.

En Irapuato, las mujeres tejían rafia, con lo que hacían bolsas o cosmetiqueras. Yo aprendí a tejer e hice una para colocar mis cosas personales. En realidad, no hay grandes oportunidades de trabajo, porque, aunque hagas cosas lindas tejidas, la visita es poca y todo el mundo hace lo mismo, entonces ¿A quién se lo vendes? Además, las personas que van de visita van a ver a su interno y a llevarle cosas y dinero, hay que recordar que no pueden ingresar más que con 500 pesos.

La visita familiar se da cada semana y los familiares deben cumplir con todos los requisitos para entrar, desde el trámite del inicio, como la ropa que lleva puesta cada visita.

El apoyo de la familia y amigos es muy importante, porque en realidad, el hecho de que te visiten y te lleven algo de comer de afuera, es una bendición. Porque la comida es realmente mala y escasa. También es importante que te lleven cosas de aseo personal como desodorante, toallas sanitarias, jabón, etc. Todo lo revisan, los jabones en barra los perforan para ver que no lleve nada dentro, los desodorantes solo pueden ser transparentes en gel. La comida que puede llevarte tu familia solo puede ser ya preparada o guisada, y de igual forma la revisan. La fruta no entra, tampoco los envases de vidrio o lamina. Los alimentos prohibidos son los mariscos y pescado, la fruta está prohibida, solo puede entrar pepino, plátano, jícama, papaya, todo ya pelado y picado.

Los zapatos solo pueden ser de piso o huaraches, tacones no. Los tenis solamente pidiendo un permiso especial para que te ingresen un par. Cuando la familia va a verte, los revisan, tanto a las cosas que llevan como a ellos mismos, desnudándolos, (dependiendo de la custodia que te toque), pidiéndoles hacer sentadillas, etc.

El día menos esperado, generalmente de noche, hay revisiones o cateos en el cual llegan de improviso varias custodias y te piden que salgas de la celda, pongas las manos en la pared y después a cada uno le piden se quite la ropa y haga sentadillas desnudo, aluzándote con una lámpara tu zona intima para verificar que no tienes nada dentro, después te devuelven tu ropa y comienzan a revisar tus cosas, una por una tiran la ropa al piso, tus cosas personales, todo, les revisan las costuras, bolsas, puños, resortes y cuando han verificado que no tienes nada, se van y ya tú te quedas levantando del piso tus cosas y volviendo a acomodar todo .

Otra experiencia difícil son los traslados; cuando te llevan a algún otro lugar fuera del reclusorio, como en nuestro caso a otras ciudades, a otros juzgados, para ser notificados de otro asunto que se nos achacaba. Sin aviso previo, solamente te llama una custodia y te dice: vas de traslado y te llevan a la salida del penal donde te revisan, te toman fotografías, te esposan de los pies con grilletes que al caminar se aprietan y las manos esposadas hacia atrás. Te piden que te subas a camionetas tipo “perreras”, cosa que es muy difícil porque los grilletes no te permiten separar los pies y por lo tanto subir un escalón grande es imposible.

Depende de los custodios, pero hay ocasiones en que debes subirte arrastrando y ya una vez arriba, te recargas de espaldas para poder impulsarte con las manos y sentarte. Se suben a tu lado varios custodios, encapuchados y armados con armas largas que nunca te dirigen la palabra y menos te ayudan. Cuando sale la camioneta lo hace a velocidades exageradas y sorteándose entre los coches para rebasar, y mientras uno sin poder sostenerse por estar atado, rebotas sin control al interior de la camioneta. Cuando llegas al destino, te bajas de un salto y los custodios te toman de la cabeza para que vayas agachada y otro del codo, para dirigir tus pasos. A veces te apuran como si tus movimientos pudieran ser libres y al hacer pasos más grandes, los grilletes se aprietan causando heridas en el hueso de atrás de los tobillos y un dolor insoportable. Si el traslado es a un hospital, la gente te observa con morbo y a veces murmuran cuando vas pasando.

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