Por la justicia y la memoria social

Los tendederos para visibilizar hombres agresores son un ejercicio colectivo por la justicia y la memoria social, resultado de la impunidad de las instituciones que protegen a los hombres agresores, retardan procesos para acceder a la justicia y revictimizan a las mujeres que han sido víctimas de distintas violencias.

Hace unos meses, en el contexto del #MeToo, la voz social y la impunidad institucional clamaban por el derecho de los agresores al “debido proceso”, se desgastaron en columnas, notas y publicaciones ante el “desprestigio” de los hombres, por las “consecuencias” en su vida personal y familiar, hoy, sabemos de al menos dos hombres agresores becados por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), que recibirán entre 8 y 30 mil pesos mensuales para “generar obra”, mientras las mujeres que fueron violentadas por ellos siguen siendo perseguidas en redes sociales y por los círculos familiares y las cadenas de impunidad de esos hombres ¿Desprestigio? Ninguno ¿Consecuencias? Ninguna.

Este ejercicio de visibilización es un esfuerzo articulado de mujeres aliadas ante el estado que garantiza la impunidad para los agresores y vulnera a las mujeres que han sido violentadas, es un ejercicio por la memoria social, para no olvidar que los jefes de prensa siguen siendo jefes de prensa, que los reporteros siguen reportando en sus medios, que los “artistas” siguen siendo becados, que los políticos siguen apareciendo en fotos con otros funcionarios públicos; porque en este país feminicida, a ellos, los agresores, no les pasa nada.

Que este tendedero para visibilizar hombres agresores en Aguascalientes sirva para recordar:

  1. Que ninguna mujer está sola, que muchas otras las acompañan, que les creemos.
  2. Que no olvidamos. Que cada agresor recuerde que no descansaremos hasta que todas las mujeres vivan libres de violencia.
  3. A las autoridades: Que tienen una deuda histórica, porque su justicia no es nuestra justicia y porque los procesos que nos ofrecen son tortuosos y revictimizantes.

Porque no estamos solas,

porque el silencio no nos protege.

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